Por Ernesto Montero Acuña

Topes de Collantes posee casi la mitad de las aves endémicas de Cuba, todas de gran importancia para el equilibrio ecológico.

En su libro Topes de Collantes: Vida silvestre en el Escambray, Noberto Ayala Castro explica que en el mundo hay 686 mil especies de insectos y ocho mil 600 de aves,  y que entre el resto de la vida animal y vegetal, el medio circundante y el hombre, hay una complicada red de relaciones biológicas que pueden romperse y alterarse al desaparecer algunas de las especies animales.

En este microparaíso ecológico espirituano se registran más de 100 especies de todo tipo. Entre ellas, el tocororo, con su plumaje como la bandera nacional -azul, rojo y blanco. Pululan la cotorra, el negrito, el gavilán, los carpinteros verde y churroso, y los sijúes cotunto y platanero. También abundan el zunzuncito, el catey, el gavilán colilargo y el tomeguín del pinar.

Proliferan 19 subespecies, entre ellas el arriero, los carpinteros escapulario y jabado, el cernícalo, la codorniz, la cotorra, el falconcito y el zorzal real. La relación parecería farragosa, pero necesaria. Comprende otras 33 especies endémicas de avifauna, siete de anfibios, seis de ranitas, una de sapo, seis de reptiles del suborden sauria y tres del suborden ophidia. Si así es la fauna, la flora no resulta inferior.

Cuenta en sus bosques con cuatro especies de pino de Cuba y catorce más. Doce de eucaliptos. Cien de plantas ornamentales que garantizan todo el año el atractivo de las flores. Siete variedades de helechos arborescentes, plantas medicinales y 58 especies de orquídeas silvestres. La nívea mariposa, flor nacional, y otras cien completan el entorno. Vegetación central y monte pluvisilva de montaña, con árboles, arbustos, lianas, plantas epifitas, musgos y líquenes envuelven al que arriba.

Sus árboles -algarrobo, cedro, caoba, magnolia, teca y otros- distinguen un espacio caracterizado por el predominio de invertebrados no agresivos contra los humanos. Su relieve montañoso ofrece alturas atractivas y valles pequeños y fértiles.

Su riqueza forestal se caracteriza por la abundancia del Pino Macho o Pinus Caribea, cuyas plantaciones suelen alcanzar crecimientos superiores a 2,5 centímetros de diámetro por año. Se descubren ejemplares de 27 años con 63 centímetros de diámetro y alturas superiores a 30 metros. Este es común en el Escambray, la zona cubana de más posibilidades para el desarrollo y la explotación forestales.

Los eucaliptos constituyen la segunda especie en importancia. De sus variedades, la más generalizada es el Eucalyptus saligna, que propicia árboles elevados y frondosos. Del Eucalyptus amigdalina se reportan ejemplares de hasta 100 metros de altura y 3,6 metros de diámetro.

Árboles gigantescos, muy abundantes en Topes, alcanzan hasta diez metros como promedio, en cuatro años. A ello deben que se les prefiera para la reforestación. Muchas de sus especies son útiles para la fabricación de muebles, barcos y objetos de artesanía. Se las utiliza para postes en instalaciones eléctricas y telefónicas. De sus hojas se extrae el eucaliptol, un aceite esencial reconocido por su utilización en la industria farmacéutica. También se le emplea como saborizante y posee numerosos usos industriales más.

En los bordes de la carretera se suele encontrar el calistemo, arbusto de buen tamaño, ornamental. Existen tres especies: Callistemon citrinus, Callistemon hortensis y Callistemon speciosus, la más abundante. Se le considera muy común en la jardinería por los numerosos estambres rojos que lo visten. Sus hojas se asemejan a las del eucalipto, y en las condiciones favorables de Topes de Collantes alcanza hasta ocho metros de altura.

En su ascenso de Trinidad a Topes, el escritor y periodista Enrique Serpa ofreció en 1936, en Días de Trinidad,  una ilustrativa descripción: “Se alzan junto a la carretera mangos de gran corpulencia, que se desgajan bajo las muchedumbres de sus pequeños frutos en agraz. Palmas que la generosidad de un aguacero reciente ha enjoyado de primavera. Alguna bayúa joven, de cuerpo espinoso. Pomarrosas de amplio follaje, con hojas de un verde brillante, que parecen barnizadas; con flores de un blanco sucio, cuyos pétalos filiformes les dan aspecto de diminutos farolillos chinescos. Y detrás de la fila de árboles familiares, el monte virgen, la tierra inhollada, rica en maderas preciosas: en caobas de diámetro enorme, en majaguas añosas, en cedros olorosos” .

Topes...el paisaje

Desde entonces, el variado mosaico vegetal de Topes de Collantes se ha enriquecido. Lo favorecen el cuidado ecológico, que incrementa la presencia de las aves y de siete especies endémicas de anfibios. Abunda también la fauna cinegética, como el venado de cola blanca, el puerco jíbaro y la codorniz. Se añaden jutías, moluscos, insectos, arañas y murciélagos. Y se fomenta la cría de ganados vacuno, porcino y avícola.

Debido a su conexión relativamente fácil con la ciudad de Trinidad y con las playas de la Península de Ancón, al sur, existen en el entorno nuevos hoteles y villas turísticas. De ahí que Topes de Collantes sea sitio de múltiples atracciones.

El Salto Caburní propicia la caminata más popular. Se realiza a través de plantaciones, casas tradicionales de agricultores y entre acantilados, hasta el río. Su cascada alcanza 62 metros, entre estanques naturales.
La Batata es un paraje con vista panorámica, terminado en un sistema cavernario con varias piscinas naturales, cuyas aguas poseen propiedades curativas.

El Parque Codina, descrito como un rancho con baños de lodo y huertas medicinales y ornamentales, posee más de 40 especies de orquídeas locales, bosquecillo de bambú y la cueva El Altar, cuyo pasaje secreto termina en un mirador natural. Se puede observar desde allí el Valle de los Ingenios, Trinidad y la Playa Ancón.

El Parque La Represa fue desarrollado alrededor de la “cabaña” de la exprimera dama Martha Fernández, en las márgenes del río Vegas Grandes. Cuenta con un arborétum de más de 300 especies exóticas. Y en él se encuentra la caoba más antigua de Cuba.

El Sendero Ecológico, vía local de aproximadamente un kilómetro, conecta al Kurhotel Escambray con el hotel Los Helechos. Lo bordean helechos arborescentes, pinos, eucaliptos y palmas.

Sus poblados, recoletas comunidades intramontanas, se nombran Jesús Menéndez, el Chorrito… y de otras maneras. Su ubicación a pocos kilómetros de Trinidad, integra la villa colonial a un sitio excepcionalmente bello, donde se disfruta la naturaleza cubana más pura y la villa histórica mejor conservada.

BREVE MUESTRA DEL ENTORNO

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